Miré el reloj y marcaba las 12 am; consulté el calendario y agosto se paseaba por su ecuador; salí al patio y, vi al Astro Rey como se recreaba extrayendo y evaporando los fluidos que brotaban de la piel de unos niños que jugaban al escondite. Hacía varios días que no veía a mi amigo y decidí hacerle una visita. Después de proteger las neuronas, con un ligero y blanco sombrero de paja de centeno, y las retinas, con una cortinilla negra, en forma de rejilla, que pendía de la parte ántero-inferior del sombrero, y orienté mis pasos hacia su parcela-refugio; el portón estaba cerrado pero... al empujarlo, se abrió. Con la mano derecha en la cancela y dirigiendo la mirada a la bicentenaria encina grité:
¡¡AFANAOR!!...¿Cómo llevas los calores? - Se produjo un ruido y se movió una sombra debajo de la encina que, cuando el sol la iluminó, reconocí a mi amigo, que me contestó diciendo: -¡¡Te lo voy a contar!!-/Me tomo unas cervezitas, de esa que hacemos encasa,/Me doy unos paseítos, por la sombra de la encina,/Me paso por la cocina, me restriego con la Blasa,/Y...Abandono la CARCASA, sobre plumas de gallina.
...¡Te lo repito!- Me tomo unas...- ¡¡Te lo repito, pero...Otro día!!.