sábado, 25 de mayo de 2013

Por lo que veo, oigo y entiendo

Los recursos energéticos existentes en nuestro planeta Tierra son finitos, principalmente el PETRÓLEO, EL GAS Y EL URANIO; sin embargo, la conducta desarrollada por nuestros dirigentes, así como por la mayoría de los “curritos de a pie”, no hace pensar que esto suceda.
Bien es cierto que, hasta que lleguen “esos tiempos”, los “poderosos” habrán horadado y escudriñado hasta el último rincón del planeta, en busca de los preciados y “últimos tesoros”. También es cierto que, cuando esto suceda, “los poderosos” ya tendrán preparado “todo un complejo de instalaciones de energías renovables”, que permitan satisfacer “las necesidades” que la sociedad demanda.
Al hilo de este “embrollo”, y no aceptando lo que me dictan “los poderosos”, hace ya algún tiempo me topé con una noticia muy curiosa, que me hizo pensar. Decía así:
-Cierto caluroso día llegó un “americano” (de esos que se dedican al estudio de la sociología) a un pueblo de Castilla-La Mancha (de cuyo nombre no quiero olvidarme) que, paseando por sus calles se encontró ante una tupida y fresca arboleda, que le permitió protegerse de los candentes rayos solares. Sentado en un banco, recuperado el “resuello” y apaciguado su desbocado corazón, miró en su entorno y vio a un hombre dormido plácidamente sobre un banco; esperaré a que se despierte -dijo para sus adentros- y, cuando esto sucedió, se acercó al banco, saludó al todavía adormilado caballero y se presentó: “Verá señor, soy un periodista americano que estoy haciendo un estudio sobre la vida en los pueblos, ¿Le puedo hacer algunas preguntas? –Las que usted quiera, le contestó sonriendo-:
-Periodista.- ¿Cómo emplea el tiempo día a día, qué hace?
-Señor (el del banco). –Verá, le cuento; tengo una casita en una parcela de 3000 metros cuadrados donde vivo. Ahí e instalado unos conejos, unas gallinas, dos cabras (que me limpian la parcela de hierba) y un SISTEMA que me permite el cultivo de verduras y hortalizas (lechugas, tomates, zanahorias, pimientos, fresas, pepinos, etc., etc.), junto a la producción y engorde de un pez de agua dulce apto para el consumo humano. Debo añadirle que todo lo que se produce se consume en casa.
P.- ¿Qué tiempo dedica a estas actividades?
S.- Dos horas diarias de lunes a viernes.
P.- ¿Puede decirme en que emplea  el resto del tiempo?
S.- Me gusta la lectura, juego con mis hijos (tengo tres), paseo y charlo con mi esposa, visitamos a los familiares y amigos, practico el yoga español (la siesta), echamos la partida y… hablamos de las cosas que suceden en el pueblo.
P.- ¿No le parece que si trabajase más tiempo podría vender esos productos en el mercado del pueblo?
S.- ¿Para qué?
P.- Para obtener más recursos y así ampliar la producción.
S.- ¿Para qué?
P.- Para alcanzar el mercado provincial, e incluso nacional.
S.- ¿Para qué?

P.- Para que cuando se jubile pueda….- Disfrutar de la lectura, jugar con sus hijos, pasear y charlar con su esposa, visitar a los familiares y amigos, practicar el yoga español, echar la partida y… hablar de las cosas que suceden en el pueblo.

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