Anoche,
después de oír las 12 campanadas (o lo que es lo mismo, una vez tomadas las 12
uvas), con las posaderas en el sofá y la mirada puesta en la multicolor
alfombra que nos ofrecía la Puerta del Sol (en una inapacible, fría y lluviosa noche madrileña),
acudieron a mi mente unas "exigencias" pidiendo expresase mis deseos y propósitos para el nuevo año. Consciente de la gran dificultad con la que me
voy a encontrar si decido atender dichas exhortaciones, agacho la cabeza, doblo
el espinazo, clavo la rodilla derecha en el suelo y, con una mano sobre la otra y ambas en la rodilla
izquierda, apenas me quedan energías suficientes para pronunciar lo siguiente:
“Esta vida
es un sendero o trocha lleno de obstáculos, por tanto… ¡¡DEBES SALTAR!!; si no
puedes saltar…¡¡CORRE!!; si no puedes correr…¡¡CAMINA!!; si no puedes caminar…¡¡UTILIZA
BASTONES!!; si no puedes utilizar bastones…¡¡REPTA!!; si no puedes reptar…¡¡GRITA!!;
si no puedes gritar…¡¡CLAVA LA MIRADA EN EL VIENTO E INYECTA LA RESPIRACIÓN EN
LA TIERRA PARA QUE OTROS PUEDAN UTILIZARLO!!”.
Estos son
mis propósitos, y los tuyos?
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