-Maldito, maldita, seas,
mil veces tu Dios castigue,
a ti, que al niño rompiste
y con orgullo paseas.
-Por un Dios que desconoces,
y que en tu carne está impreso,
rompes, rasgas el progreso,
que la ciencia clama a voces.
-No tengas un Dios que diga:
mata a tu padre, o hermano,
después sube a ese majano…
flagélate con la ortiga.
-Yo puedo tener…, o no,
un Dios que vele las almas,
que no permita las armas
ni juramentos en vano.
-Un Dios que a los niños cuida
y, que al ser hombres, enseña…,
amar al Dios que no manda,
ni en su nombre…"hacer leña".
-No temo a Dios, ni a los Dioses…,
porque son almas
y amor…
quien me genera pavor,
son aquellos, que en su nombre,
siegan la vida del hombre,
al niño, matan de hambre,
la tierra riegan de sangre…
para que nazca el dolor.
© Sepeño
Febrero/1993
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