TRES LECCIONES Y UN RESUMEN
-Primera
lección:
A la temprana edad de 9 años
tuve la oportunidad de recibir, en varias ocasiones, unas
Clases Magistrales que me han
ayudado mucho para conducirme a lo largo y ancho de mi vida. La época del año
quiero situarla a finales de junio-julio
(cuando los perdigones (medias perdices) sólo pueden dar un vuelo), la hora, cuando el sol está en su cenit y, el
lugar, cualquier punto que permitiese estar a la sombra.
Como digo, llegada la hora de
alimentar a las “yuntas” y mientras uno se quedaba en el “hato” haciendo la
“lumbre”, pelando las patatas o, metiendo en el caldero todo aquello que cada
uno ha aportado, el resto salía de caza para aumentar el contenido en el
caldero.
La estrategia de caza era la
siguiente: Una vez identificado el lugar donde se encontraba el “bando”, los cazadores
se colocaban de forma estratégica para que, cuando los perdigones levantasen el
vuelo, cayesen a los pies de algún cazador, el cual se encontraba lo más oculto
que podía. Sabiendo donde había caído el “bando” y con la ayuda del mejor amigo
del hombre, se tenían proteínas…En otras ocasiones se “visitaba” algún caserío
para adquirir algunos huevos y “enriquecer” el caldero. Siempre se tomaba
aquello que se necesitaba para la ocasión.
Otro de los sistemas que
empleaban, cuando la “faena” duraba algunos días, era el colocar lazos o cepos,
y casi siempre había “algo” al día siguiente.
-La Segunda lección queda para otro día.
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