domingo, 19 de junio de 2011

Cuatro árboles en la piscina

CUATRO ÁRBOLES EN LA PISCINA

-Hace unos días visité a un amigo, de nombre Afanador, que hacía tiempo que no tenía noticias suyas. Llegué a su casa, empujé la puerta (“respondió diciéndome que hacía mucho tiempo que no veía la grasa”) y…Allí estaba, en el jardín, dando vueltas alrededor de la piscina de forma un tanto inquietante; al menos esto es lo que me pareció. Le llamé dos veces por su nombre y, a juzgar por la respuesta, debía tener los órganos de los sentidos y la atención focalizados, en no sé qué o, muy lejos de aquel jardín. En un momento dado, se paró, apoyó las manos sobre uno de los cuatro almendros que flanqueaban las cuatro esquinas de la piscina cuadrada, y se quedó fijamente mirándolo; ocasión que utilicé para, una vez más, llamar su atención apoyando mi mano derecha sobre su hombro…Después de un estertoroso y descontrolado movimiento como respuesta, me dijo: Estoy muy preocupado y ansioso…quiero hacer la piscina más grande, pero estos almendros me traen de cabeza y he consultado con un arquitecto para ver qué solución me daba. Aquí es donde verdaderamente me surge el conflicto, pon atención: “Me ha dicho que si le demuestro cómo doblar (que sea el doble) la superficie de la piscina sin arrancar los almendros, ME HACE GRATIS LA OBRA”. Ahora entiendo justificada tu “ausencia”,-le respondí.

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